Escrito por: Manuela Robayo
Este viernes 11 de noviembre se registró un ataque sicarial en la capital del país, en donde una de las víctimas mortales fue Claudio Javier Silva Otálora, quien fue lavador de dineros ilícitos y ahora fungía como un gran comerciante en el sector de Corabastos. Silva, enfrentó procesos por enriquecimiento ilícito y fue señalado en el caso de lavado de activos, a través de un equipo de fútbol capitalino.
Los hechos se desarrollaron en el norte de la ciudad, en el barrio Mazurén, cuando varios sujetos que se transportaban en moto atacaron un vehículo particular, ocasionándole la muerte a Silva.
“Varios individuos abordaron a un ciudadano dentro de un vehículo y le causaron la muerte. La reacción de la Policía permitió incautar un vehículo, armas de fuego y motocicletas”, comentó el coronel Wilford Méndez.
Uno de los datos que más causa intriga es que las armas que ocupaban estos presuntos sicarios, son de las que suelen ser de uso de la Fuerza Pública, y de las cuales, fueron incautados dos fusiles.
Según las similitudes del asesinato, con los demás casos de sicariatos que se han presentado en la ciudad y el enlace directo que tenía este personaje con la mafia Colombian, se cree que este homicidio está ligado con las Vendettas mafiosas que han reaparecido en Bogotá, ya que a finales de Julio, Silva ya había sido víctima de un atentado en un condominio ubicado en Colina, en donde uno de sus guardaespaldas falleció.
Claudio Silva trabajó en la DAS y también en el CTI hasta el año 1993, era reconocido por ser comerciante en Corabastos. Fue extraditado en 2011, acusado por una corte de Nueva York, por lavado de activos. Mientras que en Colombia fue sindicado por enriquecerse con dinero del narcotráfico, según su expediente en la Fiscalía.
Este crimen sigue sumando a las tasas de asesinatos que se han ido presentando a lo largo de este año, recordando el homicidio, que generó mucha conmoción en la Capital, del expolicía y tres acompañantes, quienes fueron asesinados y abandonados en un carro en la Autopista Norte; esto debido a un cobro de cuentas entre la mafia y los narco esmeralderos, siendo el caso número 13, por dar una cifra exacta.